Durante un viaje en busca de psicólogos autóctonos que una colega (Gretchen) y yo realizamos por el estado de Oaxaca, nos encontramos con un fotógrafo que nos habló de una chamana llamada doña Josefina y nos recomendó ir a visitarla. Después de varios intentos y de una serie de eventos que parecían reflejar la existencia de patrones de sincronía, pudimos conocerla.
La antesala
Un joven de gesto firme y actitud estricta nos preguntó sobre nuestra procedencia, razón de la visita y recomendaciones; después de dudar un momento nos permitió pasar a un pequeño patio cubierto donde unas personas estaban sentadas haciendo antesala, y nos invitaron a imitarlos. Después de unos minutos, Doña josefina se asomó al patio y nos vió.
La impresión fue que nos reconoció y después de hacerlo, asintió con gesto y volvió a entrar a lo que después supimos era su cuarto de consulta. El aparente reconocimiento me asombró porque el fotógrafo que nos había informado acerca de esta chamana insistió en nuestra visita como si fuera un acto predestinado. Esta impresión se fortaleció porque después Doña josefina nos confesó que ya sabía que vendríamos a visitarla.
Esperamos una hora haciendo antesala y ese tiempo estuvo acompañado de una serie de experiencias altamente gratificantes, en las que sensaciones de integración, poder y paz se mezclaron con indicios claros de lo que he denominado “la experiencia chamánica”.
Por fin, la persona que estaba antes que nosotros pasó a ver a Doña josefina y en ese momento, mi experiencia interna sufrió una transformación total, convirtiéndose en una vivencia de miedo incontrolable.
La consulta
Doña josefina es una mujer de unos 60 años delgada y firme. De pie en un rincón del pequeño y modesto cuarto, ella quedó escuchando lo que teníamos que decirle. Yo me extrañe de mi falta de inhibición, porque casi sin preámbulos le confese mi súbito miedo.
Me miró sonriente y enseguida me explicó que mi miedo había sido causado por un “Guardián” que la protegía. Le pregunté si el guardián era su protector y lo negó con firmeza.
---Son dos, y son distintos-- me dijo--. Uno es mi protector y el otro es mi guardián. Ambos me cuidan. El guardián está cuidando quien viene y con que intenciones. Tú tienes miedo porque se te metió en la mente y eso te asustó. El Protector – continuó con seguridad—me ayuda con los pacientes indicándome qué hacer con ellos.
--¡Pues su Guardian es terrible! -- le conteste con fervor.
--Usted tiene miedo porque tiene algo que no ha resuelto – contestó Doña josefina.
Al decirme esto un pensamiento que me apareció en mi mente me decía que yo estaba demasiado abierto, como si una herida hubiese sido hecha alguna vez en mi envolvente energía de protección.
Se lo dije a Doña josefina y ella estuvo de acuerdo.
---Si quieres -- me dijo con una sonrisa --, yo te ayudaré a cerrarla.
--¿Cómo?-- le pregunte con curiosidad.
Ella me miró intensamente y me preguntó hacia donde me dirigía y en qué lugar dormiría en la noche. Le contesté que en San José del Pacifico, en la Sierra Madre del Sur.
--- ¡ah!-- exclamó con gusto --, hoy en la noche tenía pensando viajar a esos lugares. Aprovecharé la ocasión y le visitaré.
A mi interrogante contestó diciendo que todas las noches salía de su cuerpo y totalmente consciente, iba a visitar a sus pacientes.
--Voy a Japón, a El Salvador, Belice, y no me costará ningún esfuerzo extra ir a visitarte a la sierra.
La idea me entusiasmó. Yo ya había estado en contacto con chamanes que poseían esa habilidad, y la seguridad de Doña josefina no me dejó lugar a dudas de que ella también la practicaba.
Doña josefina nos habló acerca de sus técnicas de curación, afirmando que es capaz de realizar operaciones muy sofisticadas, utilizando su mente como único instrumento.
--Puedo hacer operaciones de corazón, transplantes de órganos y curar cualquier enfermedad utilizando mi poder mental– informó.
Esa primera visita terminó cuando Doña josefina nos dijo que, además de todo lo anterior, era capaz de estar en dos lugares al mismo tiempo.
Se despidió de nosotros deseándonos suerte e invitándonos a volver, recalcando algo que ya había mencionado antes y era que nuestro estudio (el proyecto de los chamanes de México) requería del contacto con chamanes de la más profunda sabiduría y experiencia.
Esa noche, en una cabaña en la Sierra Madre del Sur, yo sentía la presencia de Doña josefina como la de alguien que explora mi mente y la aligeraba de presiones.
La experiencia chamánica
Doña josefina es un ejemplo de alguien viviendo y estimulando la experiencia chamánica. No es fácil entender la dinámica y la neuro física de la experiencia chamánica, sobre todo porque su estudio apenas se está iniciando. Sin embargo, una posible explicación acerca de su origen puede hallarse en los postulados de la Teoría Sintérgica, la que afirma que la experiencia es la resultante de la interacción entre un campo neuronal producido por el cerebro y la estructura básica del espacio-tiempo (el campo cuántico).
Se podría postular que la experiencia chamánica se produce cuando un sujeto, con la suficiente sensibilidad y desarrollo, interactúa con un campo cuántico saturado de campos neuronales provenientes de cerebros chamánicos.
¿Qué características morfológicas de estos campos fundamentan la experiencia chamánica?
Una posibilidad es que chamanes como Doña josefina, Doña Licha, o Don Lucio, estén interconectados en un nivel energético sutil y que cada uno de estos personajes actúe como un elemento de convergencia holográfica de la totalidad de los chamanes.
Por ello, interactuar con cualquier de los elementos da lugar a la totalidad de la experiencia.
Segunda Visita
Gretchen y yo realizábamos una segunda visita a Doña josefina. Nos había citado para un jueves en la tarde y llegamos puntuales a su casa.
Gretchen decía sentirse muy extraña. Experimentaba una vivencia de relajación y apertura ante la experiencia y una incapacidad para mantenerse enfocada en la vida cotidiana. Era, me confesó después, como si estuviese interactuando con un ser extraño que intentaba penetrar en su conciencia.
Unas quince personas hacían antesala mientras esperábamos. De pronto, el ayudante de Doña josefina salió y nos indicó que debíamos irnos porque no nos podía recibir sino hasta el día siguiente a las diez de la mañana.
Tercera visita
El viernes, a la hora convenida, Doña josefina nos recibió y durante esa sesión pude confirmar como real uno de los componentes de la experiencia chamánica, esto es, la capacidad de comunicación directa y de contacto con niveles trascendentes de la experiencia.
Doña josefina miró a Gretchen como si supiera que ella deseaba entender lo que le había sucedido el día anterior. Esperó la pregunta y le contestó diciendo que ella había percibido que Gretchen estaba demasiado abierta y relajada y que su Guardian había decidido penetrar su mente.
Esta chamana detectó que aquello seria irresistible para el equilibrio psíquico de Gretchen y queriendo evitarle el desconcierto y la incomodidad, había pedido que regresáramos al día siguiente.
Esta extraordinaria precisión en la detección psíquica del estado de Gretchen es un ejemplo de comunicación directa en el más profundo y poderoso nivel.
En el laboratorio de investigaciones psicofisiológicas hemos demostrado que la comunicación directa (cuando se produce) trae como consecuencia que la actividad electrofisiológica del cerebro de las personas involucradas se asemeje entre sí, como si un cerebro tuviera la capacidad de modificar la actividad de su vecino al modificar la propia.